La Ofrenda
Les contaré una historia. Esto me lo contó mi abuelita, dice que en su pueblo natal tienen la costumbre de poner demasiado en sus ofrendas, abarcan casi lo de una habitación entera, ella cuenta que había un señor el cual no creía en la llegada de los muertos, decía que era ridículo lo que hacían ya que solo malgastaban lo que colocaban en sus ofrendas y que los muertos jamás disfrutaban de esos alimentos, su familia no le ponía atención y que ellos si creían que mientras eso pasara seguirían colocando las ofrendas para sus difuntos. En una noche el dijo que comprobaría que no es verdad, cuentan que los perros son los animales con mayor sensibilidad para ver cosas que nosotros no podemos y el señor decidió ponerse las chingiñas de un perro, para poder ver lo que ellos ven. En esa noche comenzó a escuchar murmullos de gente en multitud, el penso que era su familia, cual fue su sorpresa que en realidad eran las personas difuntas, el solo se quedóña viendo sin decir ni hacer na